Siempre hemos oído que una relación hay que cuidarla a diario. Efectivamente, éste es el mejor consejo que podemos dar a cualquier pareja. Por muy bien que vaya nuestra relación lésbica, siempre habrá pequeños detalles que pueden ayudarnos a mejorar o a reconectar con nuestra novia o mujer.
Las relaciones de pareja en general, y las de mujeres en particular, están influenciadas por distintas variables. Como por ejemplo: factores personales de cada una, el contexto familiar, social y cultural en el que ha crecido cada una, las «mochilas individuales» que influyen en nuestros patrones relacionales, el proceso de aceptación de la homosexualidad, la monotonía o la rutina por el paso del tiempo, etc.
Ya que estamos hablando del amor y de las relaciones de pareja, vamos a definir el amor en base a la combinación de sus tres componentes según el psicólogo Robert Sternberg y su teoría triangular. Para Sternberg, el amor está compuesto por tres componentes que son la pasión, la intimidad y el compromiso.
- Pasión: se refiere a la atracción sexual, al deseo y ganas de estar con la otra persona y tener relaciones íntimas.
- Intimidad: es la conexión entre las dos, al sentimiento de cercanía, afecto, amistad y confianza.
- Compromiso: un estilo de vida con el que se identifica la pareja y deciden comprometerse para llevarlo a cabo. Es el proyecto de vida compartido.
Estos tres componentes interactúan entre si. Teniendo en cuenta que a mayor intimidad, mayor compromiso, si decae el compromiso, puede decaer la pasión y así, sucesivamente. A continuación os mostramos de forma gráfica como la combinación de los tres componentes da lugar a diferentes tipos de relaciones.
Cuando iniciamos una relación de pareja nos gustaría que fuera lo más sana posible, disfrutando de una vida en común en armonía y compartiendo valores, sueños y objetivos. Esto no se consigue de la noche a la mañana y requiere de tiempo, dedicación y trabajo.
Por ello queremos daros algunas claves que pueden ayudaros a mejorar vuestra relación de pareja y vivirla de una forma sana y libre.
Claves para una relación lésbica sana
- Comunicaros bien: una buena comunicación es la base de cualquier relación sana. Esa comunicación, tiene que ser lo más asertiva posible, es decir, expresando nuestras emociones, sentimientos y opiniones, respetando a nuestra pareja e intentando establecer una conexión empática tanto con nosotras mismas, como con ella. De esto habla el psicólogo Marshall Rosenberg creador de la comunicación no violenta (CNV). Se basa en una observación sin evaluación, en ser capaces de identificar y expresar nuestros sentimientos y, por último hacer peticiones. Además es importante conectar con nuestras necesidades y las de nuestra pareja para alejarnos de los juicios y evaluaciones, ayudándonos a comunicarnos de una forma más efectiva. Para saber más sobre la CNV, os recomendamos la siguiente entrevista.
- Aprender a sobrellevar la rutina y la monotonía: con el paso de los años, acabamos cayendo sin darnos cuenta, en cierta rutina y monotonía. ¡Ojo! Esto no tiene que ser siempre algo negativo, ya que al final una relación estable y duradera, es eso, rutina y estabilidad. De todos modos, siempre podemos introducir cambios y novedades que cambien el ritmo y las conductas de nuestro día a día.
- Sorpréndela: en relación con el punto anterior, también puede ayudaros el intentar sorprenderos mutuamente. Planea alguna actividad, algún viaje, una cena romántica en casa… esto siempre os ayudará a conectar y a generar un buen clima.
- Expresaros cariño: no vale con sentirlo, también tenemos que expresarlo para que ella sepa que la queremos. Así que no escatiméis en besos, caricias, abrazos… y no os dejéis atrapar por vuestra homofobia interiorizada.
- Compartir intereses comunes: en una relación es importante compartir momentos e intereses comunes que alimenten la relación y rompan la rutina. El hecho de no tener intereses comunes puede llevar a que una de las dos se frustre porque deje de hacer lo que realmente le gusta en pro de los de la otra e incluso a romper la relación. Si no se comparten esos intereses, tratar de encontrar el equilibrio e ir alternando los de cada una.
- Dedicaros espacio y tiempo de forma individual: no os perdáis como persona individual en la pareja. Esto es algo común en las parejas formadas por mujeres, acabamos «fusionándonos» en la otra y perdiendo nuestra identidad individual. Queda con tus amigxs, haz ese hobbie que tanto te gusta etc.
- Mantener viva la pasión: ya sabemos que con el paso del tiempo, el deseo sexual tiende a disminuir e incluso desaparecer en muchas mujeres. Tiempo, comunicación, juego, innovación y fantasías sexuales pueden ser las claves para mantener vivo vuestro fuego interior.
- Admiración y reconocimiento: tenemos que ver las cualidades que tiene nuestra pareja y reconocérselas.
- Respeto: si en una relación no nos sentimos respetadas en todo momento por nuestra novia o mujer, no estamos en una relación sana. Tenemos que sentirnos respetadas tanto por lo que dice, como por lo que hace, es decir, por sus palabras y por sus conductas.
- Amistad: nuestra pareja tiene que ser nuestra mejor amiga. Aquella persona en la que tengamos total confianza, un apoyo incondicional que se alegra por nuestro éxitos y nos ayuda en los peores momentos.
- Compartir valores: los valores es aquello con lo que nos identificamos, da sentido a nuestra vida y nos guía en una dirección. Por eso, si una pareja no comparte valores, esto puede ser motivo de discusiones constantes que acabarán en ruptura o en un gran sufrimiento.
No tengo miedo de perderte porque no eres objeto de mi propiedad. Te amo como eres, sin apego, sin miedo, sin condiciones, sin egoísmo, sin intentar absorberte ni cambiarte. Te amo libremente porque amo tu libertad, igual que la mía. En el amor, no hay exigencias ni chantajes. Silvia Congost.
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